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Steven Adams, su historia.

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Steven Funaki Adams nació y creció en el Bush. El Bush es el término inglés geográfico para zonas rurales o sin desarrollar de ciertos países y entre esos países está Nueva Zelanda, a las antípodas de España. Steven Adams nació en Rotorua, una ciudad situada en la Isla Norte de Nueva Zelanda, el 20 de julio de 1993. Él mismo se considera un bushman, un hombre del bosque, de la tierra, y toda su infancia se desarrolló acorde a ese término. Steven es el menor de 18 hijos que su padre, Sid Adams, tuvo con cinco mujeres distintas a lo largo de su vida. El ahora center de los Thunder vino al mundo en una familia poco acorde a lo habitual: la estatura media de sus hermanos supera con creces los dos metros, mientras que todas sus hermanas miden, cómo poco, 1.80 metros de altura. Para Adams, el físico le vino por parte de la genética pero el resto tuvo que ganárselo a base de trabajo y esfuerzo.

Cuando era un niño, el no tan pequeño Steven sufrió el abuso de sus hermanos mayores. Solamente su padre Sid le ayudaba y salvaba de esas situaciones. Es por esto, que cuando Sid murió a causa de un cáncer de estómago, Steven se sintió solo y perdido, algo ciertamente irónico entre tantos hermanos. Estuvo a punto de unirse a una banda callejera de crimen organizado, la Mongrel Mob. Afortunadamente poco duró esa aventura y es que Adams volvió al camino correcto gracias a Kenny McFadden, un antiguo compañero de equipo de uno de sus hermanos. McFadden consiguió a Adams una beca en Scots College, un colegio de prestigio de Wellington y desde ese momento todo cambió para el joven bushman.

DEL CAMPO A SCOTS COLLEGE
La estancia de Steven Adams en Scots College estuvo plagada de anécdotas y aventuras. Él mismo ha contando en numerosas ocasiones que pasó de ser un hombre rural, un campestre, a un adolescente educado y sobre todo interesado. Así es, al joven Adams empezó a interesarle todo lo que le rodeaba; siempre quería aprender más, conocer algo nuevo. De la mano de McFadden, Steven empezó a trabajar día sí y día también en su baloncesto. Nacía entonces el Adams que años más tarde llegaría a la NBA, algo con lo que él jamás había soñado.

“Mejorar se convirtió en una adicción para mi”, contaba Adams en una entrevista a ESPN en 2016. Steven se despertaba cada mañana para entrenar antes de clase y volvía a la cancha al salir de la escuela. Todo lo que fuera aprender cosas nuevas y añadir más herramientas a su repertorio suponían un éxito para él. Cuando tenía apenas 16 años, McFadden le consiguió un hueco en el Adidas Nations, un campus en Los Angeles para jugadores internacionales. Esa fue la primera vez que en Estados Unidos le vieron jugar y distintos ojeadores se fijaron en el pívot de casi 2.10 metros. Entre ellos estaba la universidad de Pittsburgh, cuyo entrenador había jugado en Nueva Zelanda años atrás. Así empezaba el periplo universitario de Steven Adams.

LA LLEGADA A ESTADOS UNIDOS
Su recorrido en college apenas duró un año pero fue suficiente para dar muestra de sus talentos y sobre todo de su ética de trabajo, esfuerzo y disciplina. Adams disputó 32 encuentros año jugando 23 minutos de media, suficiente para conseguir unos números de 7.2 puntos, 6.3 rebotes y 2 tapones por partido. Además, fue incluido en el mejor quinteto rookie de la Big East Conference. Al término de la temporada 2012-2013 se presentó al Draft de la NBA y fue seleccionado por los Oklahoma City Thunder; daba comienzo su andadura NBA. En ese Draft en el que los Thunder elegían en 12º posición, los de Sooner State tenían sus ojos puestos en Adams, Kelly Olynyk o Gorgui Dieng. Olynyk salió elegido tras Adams mientras que Dieng cayó hasta la 21º posición. A modo de curiosidad, el Draft de 2013 fue el de Giannis Antetokounmpo, que fue elegido tres puestos después de Adams.

Inmediatamente después del Draft los expertos y analistas estadounidenses se pusieron a examinar la elección de los Thunder. Alabaron el físico y tamaño de Steven Adams y destacaron sus cualidades defensivas en el poste bajo. “Puede que Adams no sea el pick más sexy o atractivo, pero es justo lo que los Thunder necesitan”, explicaba el periodista Kyle Ramos en Bleacher Report unos días después del Draft. Ramos matizaba que había mucho trabajo por hacer pero concluyó diciendo que “Adams podría terminar siendo una de las perlas escondidas del Draft”.

La primera temporada de Adams en la NBA fue una de aprendizaje constante. Aconsejado por su entrenador, Scott Brooks, el neozelandés aprendió a no reaccionar ante las provocaciones de sus rivales. Si le pegaban o le instigaban, Adams entendió que debía mantener la calma para no perjudicar a su equipo. “Duele, pero no quiero dañar a mi equipo”, comentaba Adams a ESPN. El center de los Thunder completó un primer año en la NBA en el que acabó siendo titular en los últimos 20 encuentros y haciendo unos números 3.3 puntos y 4.1 rebotes por partido. En los cursos siguientes esas estadísticas no harían más que crecer.

Los últimos cursos en la liga han sido para Adams un aprendizaje constante, igual que cuando estaba en Wellington. En la NBA ya se ha labrado una reputación y son muchos los que le respetan. Trabaja cada verano visionando jugadas y movimientos de otros centers, actuales e históricos, y no deja de progresar como jugador. Más allá de sus cualidades en la cancha, una encuesta anónima a jugadores y entrenadores le coronó como el segundo “jugador más sucio” de la liga pero a pesar de todo Adams sigue sin protagonizar enfrentamientos desafortunados. A lo largo de los últimos años entabló con Enes Kanter, su compañero en la pintura de los Thunder una gran amistad que dejó auténticos momentazos para el recuerdo.

Steven se ha convertido en una figura cada vez más importante dentro de la liga. Con 26 años de edad, a Adams aún le queda mucho para tocar techo y Oklahoma parece al día de hoy el lugar ideal para hacerlo. Sus compañeros afirman que se trata de un tipo peculiar, uno como ningún otro dentro de la liga. Existen diversos aspectos del juego conde debe mostrar mejora, como lo son el juego de pies cuando está de espaldas al aro y los movimientos en el poste, aunque con su tamaño siempre tiene facilidades sobre la cancha. Pero Steven es un perfeccionista, siempre lo ha sido; su adicción por seguir mejorando le mantiene vivo.

Fuera de la cancha Adams también se ha hecho notar. El center lleva a cabo desde hace unos años distintos campus de verano de baloncesto en su Nueva Zelanda natal. Más de un millar de jóvenes han pasado por ellos y Adams les ayuda a conseguir becas de estudios para seguir mejorando y aprendiendo. Steven sigue siendo el mismo bushman que salió de Rotorua hace más de 10 años y no olvida sus raíces. Su vida ha cambiado radicalmente y él se ha convertido en uno de los mejores interiores del mundo del baloncesto. Pero a Adams eso no le basta, quiere seguir mejorando, trabajando y ayudando a su equipo; Steven Adams quiere seguir creciendo, como cuando salió de su casa tras la muerte de su padre para enfrentarse al mundo.