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Los increíbles regalos de Shaquille 0’Neal a gente anónima

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A estas alturas pocos pueden poner en duda que Shaquille O’Neal tiene un olfato para los negocios del que no muchos pueden presumir. Lejos, muy lejos, queda en el tiempo aquella anécdota que cuenta con relativa frecuencia: cuando se gastó un millón de dólares como rookie en coches y joyas en apenas una hora. Se le nubló la vista, pero aprendió rápido.

“Mi agente me llamó y me dijo: ‘Oye, tienes un millón de dólares’. En mi cabeza era todo muy simple y no tuve en cuenta los impuestos. Y siempre quise un elegante Mercedes-Benz. Entonces, fui al concesionario y compré uno. El tipo dijo que valía 150,000 dólares, así que era fácil: un millón menos 150.000 dólares. Todavía me quedaban 850,000, ¿verdad?”, relató Shaquille sobre ese episodio de su biografía en el podcast Earn Your Leisure.

“Llegué a casa y mi padre me dijo: ‘Muy bien. ¿Dónde está el mío?’ Compré el mismo coche para mi padre y una versión más económica para mi madre. Según mis cálculos tenía 600.000. Entonces hice lo mismo que los chicos de barrio: comprar anillos, diamantes y pendientes, y un par de días más tarde el gerente del banco me llamó y me dijo: ‘Te he seguido y probablemente serás un jugador fabuloso y ganarás mucho dinero. Pero conozco a muchos que cuando terminan de jugar, no tienen nada. No quiero que sea así. Quiero que eches un vistazo a esto’”, comenta Shaq, que comprobó que aquel millón de dólares se había quedado en 60.000 dólares.

Y ahí fue cuando decidió poner sus finanzas en manos de profesionales y a formarse en el mundo de los negocios hasta desarrollar un imperio basado en una estrategia sencilla: ahorrar o invertir el 75% de sus ingresos y disponer del resto para vivir (muy bien). Un tipo listo. Por ello no es de extrañar que el exjugador de la NBA gane al año unos 60 millones de dólares -más que cuando estaba en activo- y tenga un patrimonio estimado de 400 millones sin tener en cuenta otros bienes o sus propiedades inmobiliarias, con mansiones en Orlando o Miami por ejemplo.

Pero hay un aspecto que quizá no es suficientemente conocido para el gran público y que no es otro que su inmensa generosidad, que en muchos casos es espontánea. “Mis padres tenían poco, pero me enseñaron el valor de devolver. Me enseñaron el valor de ayudar a los necesitados”, ha confesado en alguna ocasión O’Neal, que tiene una fundación y un historial de detalles con gente anónima digno de mención.

Este pasado mes de febrero, a una familia numerosa de Texas, los Collins, Shaquille los agasajó durante dos días con comidas y cenas, además de regalarles una furgoneta Mercedes de 15 plazas -el matrimonio tiene 9 hijos- y otra de la marca Ford para el padre de familia. Pero es que también invitó a todos los presentes en los restaurantes en los que estuvieron y a una camarera le dio una propina de 1.000 dólares porque su coche se había estropeado.

Un mes antes, la leyenda de baloncesto regaló 1,000 Nintendo Switch y otras tantos PS5 a niños necesitados del Wesley Lake Elementary School de Georgia. Y no solo eso, también les proporcionó bicicletas y otra cantidad de juguetes de varios tipos. Y lo mejor de todo es que suele hacerlo todos los años, cada vez a un colegio diferente.

“Entre 15 y 20 millones de niños se levantan el día de Navidad y no reciben ni un solo regalo. Yo sentí eso una vez. No quiero que nunca un niño se sienta así. Mientras esté en esta Tierra, siempre intentaré hacer lo que pueda para que los niños reciban buenos juguetes”, dijo O’Neal a Gary Vaynerchuk en el podcast The GaryVee Audio Experience.

Pero sus altruistas detalles no se quedan ahí. Cuando se enteró de la historia de un estudiante de octavo grado Zach Keith, de 13 años, y su lucha por comprar calzado para su talla 18, O’Neal decidió inmediatamente regalarle 10 pares. “La madre no podía permitirse comprarle zapatos al niño. El niño tiene los pies grandes. Me acordé de cómo solíamos ser yo, mi madre y mi padre”, resumía.

A otro niño, Zion Lazae Seaton, se lo encontró llorando en una tienda y acabó comprándole también calzado y ropa. Como a otro pequeño al que le preguntó en un centro comercial si tenía bici. “¿Tienes una bicicleta? Pregúntale a tu madre si puedo comprarte una bicicleta”, le dijo. Y evidentemente el pequeño salió de allí con su primera bicicleta.

Tampoco dudó en pagarle a un joven en Atlanta el anillo de compromiso que no se podía permitir y le amuebló la casa a una mujer. “Un día estaba en la tienda, intentando comprar un sofá. Y vi a una señora interesada comparando precios. Le dije: “Señora, cómpreselo”, y ella dijo: “Oh, gracias, mi casa acaba de quemar. Necesito un sofá’. Y sin pensarlo le comenté: ‘¿Se ha incendiado tu casa? ¿Qué más necesitas?”.

Ni que decir tiene que Shaquille acabó amueblándole toda la casa a la señora. “La cantidad de dinero no era importante, lo importante era que la abuela tuviera una sonrisa en la cara. Me alegré de poder hacerlo”, comentó O’Neal The Jimmy Kimmel Show cuando fue preguntado por alguno de los regalos más caros que había hecho. Y es que los mencionados son solo algunos. Una muestra de que a la leyenda de la NBA lo que más le gusta no es ganar dinero sino invertirlo en la gente adecuada.